miércoles, 21 de octubre de 2015
Platón y Aristóteles
El idealismo de Sócrates fue organizado por Platón en una filosofía sistemática. En su teoría de las ideas, Platón sostuvo que los objetos del mundo real son meras sombras de las formas eternas o ideas. Las únicas e inmutables ideas, las formas eternas, pueden ser objeto del conocimiento verdadero; la percepción de sus sombras, es decir, el mundo tal y como se oye, ve y siente, es una simple opinión. La meta del filósofo, decía, es conocer las formas eternas e instruir a los demás en este conocimiento.
La teoría del conocimiento de Platón está implícita en su teoría de las ideas. Sostenía que tanto los objetos materiales percibidos como el individuo que los percibe están en constante cambio; pero, como el conocimiento se relaciona tan sólo con los objetos inmutables y universales, el conocimiento y la percepción son diferentes en esencia.
En lugar de las ideas de Platón, que poseen entidad propia y eterna, Aristóteles propuso una serie de conceptos que representan las propiedades comunes de cualquier grupo de objetos reales. Los conceptos, a diferencia de las ideas de Platón, no tienen existencia fuera de los objetos que representan. Más cerca del pensamiento de Platón se hallaba la definición aristotélica de forma, como una distinguible propiedad de la materia, pero con una existencia independiente de la de los objetos en los que se encuentra. Al describir el universo material, Aristóteles afirmó que consiste en los cuatro elementos, fuego, aire, tierra y agua, más un quinto elemento que existe en todas partes y es el único constitutivo de todos los cuerpos celestiales.
En los escritos de Platón y Aristóteles las tendencias dominantes de idealismo y materialismo en la filosofía griega alcanzaron, en uno u otro caso, su más alta expresión, dando lugar a un cuerpo de pensamiento que sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre la investigación filosófica. La filosofía griega posterior, que refleja un periodo histórico de agitación civil y de inseguridad individual, se preocupó menos por la naturaleza del mundo que por los problemas individuales. Durante ese periodo surgieron cuatro grandes escuelas filosóficas, en gran parte materialistas e individualistas: la de los cínicos, y la de los que se adhirieron al epicureísmo, escepticismo y estoicismo.
Sócrates
En contraste con estas opiniones se mostraban las ideas de Sócrates, con quien la filosofía griega alcanzó su cima. Su objetivo reconocido fue "cumplir la misión del filósofo de buscar dentro de mí mismo y de los demás hombres". El método de Sócrates era dialéctico: después de plantear una proposición, hacía una serie de preguntas destinadas a analizar y depurar la proposición examinando sus consecuencias y comprobando si coincidía con los hechos conocidos. Sócrates describió el alma no en términos de misticismo, sino como "aquello en virtud de lo cual se nos califica de sabio o de loco, bueno o malo". En otras palabras, Sócrates consideraba el alma como una combinación de la inteligencia y el carácter de un individuo.
Pitágoras, la escuela eleática y los sofista
La división entre idealismo y materialismo se hizo más clara con el paso del tiempo. Pitágoras destacó la importancia de la forma sobre la materia al explicar la estructura material. La escuela pitagórica también incidió mucho en la importancia del alma, considerando al cuerpo como una simple cárcel del alma. Según Parménides, guía de la escuela eleática, la apariencia del movimiento y la existencia en el mundo de objetos distintos son mera ilusión: sólo parecen existir. Las ideas de Pitágoras y Parménides supusieron la base del idealismo que caracterizaría después a la filosofía griega.
Una interpretación más materialista fue la de Empédocles, que aceptó la idea de que la realidad es eterna pero está compuesta por combinaciones casuales de las cuatro sustancias primarias: fuego, aire, tierra y agua. Estas explicaciones materialistas alcanzaron su punto culminante en las doctrinas de Demócrito, para el que las diferentes formas de la materia están causadas por diferencias en la forma, tamaño, posición y orden de los átomos que la componen.
El materialismo aplicado a la vida diaria inspiró la filosofía de un grupo conocido como los sofistas, que surgió en el siglo V a.C. Haciendo hincapié en la importancia de la percepción humana, sofistas como Protágoras dudaban que la humanidad pudiera ser capaz de alcanzar nunca la verdad objetiva a través de la razón, y defendían que el éxito material, en lugar de la verdad, debía ser el propósito de la vida.
La escuela jonia
La filosofía griega puede ser dividida entre aquellos filósofos que buscaban una explicación del mundo en términos físicos y quienes subrayaban la importancia de las formas inmateriales o ideas. La primera escuela importante de la filosofía griega, la jonia o milesia, era en gran parte materialista. Fundada por Tales de Mileto en el siglo VI a.C., partió de la creencia de Tales según la cual el agua es la sustancia primigenia de la que procede toda materia. Anaximandro ofreció una idea más elaborada y mantuvo que la base de toda materia es una sustancia eterna que se transforma en todas las formas materiales conocidas comúnmente. Esas formas, a su vez, cambian y se funden en otras de acuerdo con la regla de la justicia, es decir, una especie de equilibrio y proporción. Heráclito consideraba que el fuego es la fuente primordial de la materia, pero creía que el mundo entero está en constante cambio o flujo y que la mayoría de los objetos y sustancias se producen por la unión de principios opuestos. Consideraba el alma, por ejemplo, como una mezcla de fuego y agua. El concepto de nous (inteligencia), sustancia infinita e inmutable que penetra y controla cada objeto viviente, fue desarrollado por Anaxágoras, que también pensaba que la materia consistía en partículas en una escala infinitesimal pequeña, o átomos. Compendió la filosofía de la escuela jonia al proponer un principio no físico director, junto a una base materialista de la existencia.
Filosofía Griega
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